Compresores

El compresor es el corazón del refrigerador. Succiona el gas de la sección de baja presión y lo envía, con fuerza, dentro del condensador y al resto de la sección de alta presión, accionado por un motor.

En muchos de los sistemas comerciales el motor se conecta al compresor por medio de una banda, pero en los domésticos, el motor va unido directamente al compresor, encerrado todo dentro de una caja metálica hermética o calabazo, montada sobre unos resortes, para evitar que la vibración se sienta fuera de la caja.

El mecanismo más común para succionar y comprimir el refrigerante es mediante el vaivén de un pistón que, al bajar chupa y, al subir comprime.

El refrigerante entra y sale del pistón atraves de unas válvulas o laminillas. Cuando el pistón desciende, se abre la válvula de succión, cuando hace el movimiento de regreso se cierra esa válvula y se abre la de compresión, que envia el gas al condensador.

El pistón es accionado en un vaivén de sube y baja mediante un cigüeñal que convierte el movimiento rotatorio del motor en un movimiento rectilíneo, por medio de una biela. Todo ello lubricado con un aceite especial que hay dentro del compresor.

Las tuberías de entrada y salida del gas son flexibles y permiten su conexión con el resto del sistema. La más larga es la succión, la corta es la salida de presión. Además de estas tuberías los compresores herméticos pueden tener terminales para cargar el sistema con refrigerante.

El motor eléctrico de los refrigeradores domésticos suele ser de inducción de unas 3400 rpm, con tres terminales herméticamente aisladas, a prueba de fugas, fundidas en vidrio, sobre un disco de metal. Esto se hace para operar y enfriar en una atmósfera de refrigerante vaporizado, pues el motor se dañaría si entrara refrigerante líquido.

Los motores herméticos tienen dos embobinados, uno para la operación normal del motor, y otro sólo para el arranque, el cual se enciende con un relevador o relay y un capacitor de arranque situados fuera de la caja hermética.

El capacitor de arranque se usa para energizar, durante unos tres a cuatro segundos, el circuito de arranque para que el motor alcance 75 % de su velocidad normal, momento en que enciende el circuito de operación y desconecta el de arranque.